jueves, 11 de septiembre de 2008

Profesor Julio Ramos - en el Día del Maestro

En el Día del Maestro, en su día, recordamos a Diego Amado del Pino, Maestro Normal Nacional y Profesor Normal en Letras, que dedicó su vida a la docencia y a la investigación histórica de la Ciudad de Buenos Aires y sus barrios.
En su tarea docente se desempeñó, entre otros cargos como Maestro de Grado entre 1961 y 1967 en la Escuela Nº 12 del Distrito Escolar Nº 9 "Gran Mariscal del Perú Ramón Castilla " en la calle Conde 943, del barrio de Colegiales, su barrio de adopción, además de dsepeñarse por largos años en la Escuela Argentina Modelo, donde fue Maestro de Grado y Asesor Pedagógico, obteniendo varios premios por sus obras sobre literatura infantil y didáctica de la Lengua. 
Las pequeñas historias barriales lo impulsaron a la investigación y solía decir, que parafraseando a Miguel de Unamuno, a los veinte años fui Profesor y desde entonces, estudiante.

Se entregó a la investigación de la historia barrial, reuniendo material que luego emplearía en sus casi veinte libros publicados y en sus amenas charlas. 

Fundó y organizó la Junta de Estudios Históricos de los barrios de Chacarita y Colegiales,, de la que fue su primer Presidente y Presidente Honorario, además de ser miembro de otras Juntas y Vicepresidente de la de la Junta Central de Estudios Históricos de la Ciudad de Buenos Aires.

Por su trayectoria, el Concejo Deliberante lo distinguió como "Historiador Porteño " en 1997 y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires "Maestro Ilustre " en el año 2002 y "Personaje Destacado de la Cultura " en el 2004.

Quienes asistimos a sus clases no fuimos sus alumnos, sino que por su generosidad y modestia, constituímos  un grupo de amigos que participaban de una misma inquietud: Buenos Aires y sus barrios.

Nunca retaceó sus conocimientos, los compartió con sus amigos.

Por el volumen de sus conocimientos y por lo que hacía y dejaba de hacer, generó un afan de seguimiento, impulsándonos a investigar y sobre todo a escribir.

También debemos recordar a Diego delPino hombre, buen hijo, buen esposo, buen padre y buen abuelo, orgulloso de su familia y que hoy, seguramente al lado de Dios Nuestro Señor, estará presto a corregirnos con su generosidad habitual cuando nos desviemos del camino que con su ejemplo nos enseño a seguir.

Porque toda su vida fue un ejemplo y el ejemplo fue su manera de enseñar.


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